domingo, 14 de noviembre de 2021

LUZ

Maldita sea, mujer, te he fallado.
Tanto alargar la espera, haciendo que contengas la expectativa
y ahora simplemente te has perdido entre los millones de personas de este egocéntrico mundo.
A dónde voy a enviar tu historia, dime, la que contaba nuestros jugosos encuentros, a dónde.
La que declaraba que pasión y amor pueden juntarse como el agua y el aceite, pero no mezclarse.
En la que rememoraba que el placer de estar acoplados, era de la más absoluta forma, maravilloso.
Qué hago ahora con estas letras que eran para ti.
Supongo que no queda más de otra que declamarle a la luna, que a medias se haya, que la intensidad de nuestros besos era difícil de plasmar en pocos versos y, aún así, lo había conseguido. 

Contarle a grandes rasgos el proceso de desnudar nuestros cuerpos cruzando la sala y llegar a la alcoba para regresar más tarde a la cocina y terminar de nuevo en el suelo de la sala. 
Ah, cuánto me gustaba aquello, nos gustaba quiero decir. 
Porque cuando un hombre y una mujer se unen, en realidad poco se puede plasmar de las emociones encontradas. 

Pero, joder, me quedo en silencio y reflexiono: cuántas historias sobre follar con la mayor pasión se han escrito ya.
En cuantos lugares la gente se encuentra para unir sus cuerpos y danzar el baile de las almas. 
Le diría que éramos diferentes, pero no le causaría mayor impresión, porque cuantos diferentes nos consideramos los unos de los otros, olvidando que a los ojos de la luna, somos iguales, 
...solo somos un circo de primates malolientes nada más.


Malayerba




2 comentarios:

  1. Está muy chirindongo el poema. Aunque el final es algo grotesco. Saludos

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    1. Muchas gracias, Frank. Aprecio mucho esas palabras.
      Por otro lado, a lo grotesco no le hagas caso. :3

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