sábado, 20 de noviembre de 2021

ANTES DE QUE EL SUEÑO ME GANE

He sentido la energía de su espíritu.
Podría afirmar que incluso sonreía. Que la alegría la envolvía, y que era por mí.
Yo que no le hablaba desde hace tiempo, la sorprendía y eso sentaba bien.
Bueno, me gusta y quiero creer eso, pero a saber si es verdad. A lo mejor y solo es que estaba feliz por otra cosa, y yo con mi llamada había llegado en el momento justo de su buen humor.

En todo caso, qué importa lo que haya sido. Si es a mí a quien quiere o tiene a más personas a las que corresponder.
Solo está claro que cuando la tenga en frente no daré a la oportunidad el gusto de marcharse en limpio.
Pues habré de mandarle la mano, y mandársela bien hondo, más allá de sus entrañas, más allá de su corazón.
Habré de sujetarla fuerte y, desde el fondo, robar su alma.
Que se sienta vacía, que se sienta dolida, como me ha dolido el no tenerla cerca por varias lunas.
Oh, sí, eso haré, que sufra y me implore rescate,
y de rescate aprovechar y pedirle un millón de besos cada noche durante quince lunas más.

Y luego entonces, devolver su alma, pero igual, ya manchada, sucia,
percudida con mi amor, porque dicen que no valgo, que soy un triste payaso, que de futuro poco hay aquí.
Así pues, si joderse es lo que toca, que nos jodamos los dos, ja, ja. Que morir solo yo no quiero.

Peroooo, quién sabe, a lo mejor y no es verdad aquello,
a lo mejor y soy más de lo aparento;
quién sabe y a lo mejor toda la fuerza del universo esté en mi interior y ella solo se convierta en la víctima de un amor más grande que el del mismísimo Dios.

«Quién sabe, mujer y sea yo el hombre de tu vida, o mejor aún, seas tú la musa que logre sacar de este triste poeta al artista supremo y termines convertida en arte para los próximos siglos por venir, para que las criaturas el futuro sepan que en esta tierra el amor se materializó de una manera singular entre dos, dos que no serían otros más que tú... y yo»


Malaya

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