martes, 6 de noviembre de 2018

EN EL CRUCE

Anonadado y desorientado en el mundo,
típico de aquél que ha perdido su rumbo,
viviendo entre montañas y la espesura de la selva,
a una distancia no muy lejana,
al fin la encontré a ella, a mi amada.

Son cortos los días si contigo comparto el momento,
son escasas las horas cuando tu sonrisas la sueltas a brillar,
que se acabe el aire, que se seque el mar,
pero que tu amor por favor nunca me eche a faltar.

Mi alma exige componer lo majestuoso,
pero mi cuerpo agobiado se halla,
mi ojos cierran sin más, y mis manos ya desean descansar,
entonces la mente proclama que se culmine de una vez lo expectante,
basta detenerse a ver en tus ojos el verde brillante,
para entender que eres luz, que eres energía gratificante,
sólo me dejaré llevar,
por ahora solo haré el acto de apreciarte.


Malaya

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