lunes, 26 de septiembre de 2022

DESINTERÉS

Te echo de menos y ni siquiera te das cuenta.
Me he forzado a hacer como si nada aunque muera de ganas por mirarte la cara.
Me haces falta, tanta, como el lienzo al pintor,
como la abeja a la flor,
como el mar a la tierra,
como el cielo a las estrellas.

Te echo de menos, tanto, que no he vuelto a escribir una palabra, porque no me nace, porque no hay tiempo, porque estoy ocupado, porque esto y lo otro, y hay tantas excusas para ocultar el hecho de que si no escribo es porque simplemente no estás tú.

¿Qué importa si no me amas? ¿Qué importa si no soy lo que deseas en tu vida?
Valorarme y tener dignidad no es algo que tenga que ver aquí.

El punto es que eras tú mi jodida inspiración, ¡mi maldita inspiración!; solo tenía que recurrir a tu recuerdo, a una foto, al sonido de tu risa y ya me tenías escribiendo... como ahora.

La cuestión es que perdí la fuerza, mas sé que debo continuar, pero saber que lo que escriba en adelante ya no será para ti, causa en mí una triste resignación.

Qué más te puedo decir, ya lo sabes. Me siento un puto dios estando contigo, imparable, imponente y poderoso y, a su vez, demasiado frágil, demasiado endeble y sigo sin entender el por qué... 

Maldita cachetona, te echo de menos... todo el tiempo y ni siquiera te das cuenta.


Yerbita 

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