martes, 9 de agosto de 2022

ARCOIRIS DE ESTRELLAS

Joder, la veo llegar yyyyy, es ella, es ella.

Entre más la conozco más logra meterse en mis adentros y no hay forma de controlar su avance. Puede que no haga nada, que solo exista, pero sin quererlo, logra hacer que mi corazón palpite a máxima velocidad cuando la tiene cerca o cuando una sonrisa suelta al aire mientras sus ojos me miran.

Joder, no puedo,
es que no puedo evitarlo,
me encanta;
la adoro;
la quiero, y si no sonara muy arrebatado, podría decir que la amo.

Porque es hermosa y no me refiero a su físico (aunque también), pero es que sabe que es preciosa y que vale más que al agua, y es a la vez tan cruel que me lo restriega en la cara con sus muecas de niña traviesa haciéndome caer en la tortuosa contención de robarle un par de besos.

O puede que simplemente mi mente confundida como el río que muere en el mar sin entender el porqué, sea una engañada de la luz que sus ojos me brindan, aunque siendo francos, tengo dudas de lo último.

En fin, si algún día lee estas letras espero que sea luego de haber comprobado que soy mucho más de lo que se ve a simple vista.

Aunque, al final puede que nada ocurra, que yo solo siga siendo un niño pequeño que sueña con un mundo donde puede ser realmente feliz, porque de donde viene no es posible siquiera sonreír.

De Malaya para ella, para ti, que sabes que mis sentimientos por ti me queman y haces como si nada, esperando que se me pase y sobreviva, pero no sé, no lo sé.

Escribí todo esto mientras ella se retiraba al baño. Escribí esto porque no me quedaban claras muchas cosas, pero luego, pude apreciar una de esas señales que tanto se necesitan en ciertos momentos, señal de que tirar la toalla no era correcto. Se concretó algo en un determinado instante y ciertas palabras de su boca me dieron a entender que no estaba errado, que la intuición por una vez más no había fallado, que no me podría rendir tan temprano. Y entonces una felicidad inexplicable invadió todo mi ser.

Solo me alegro de seguir vivo para susurrarle al oído que la quiero con todos los demonios que la acompañan.
Que te quiero con todo el infierno que desatas en mi alma...


Malayerba


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