jueves, 8 de junio de 2023

LUCIÉRNAGAS

De vez en cuando, retomo este vicio, porque morir pronto es la meta, y nada mejor que el amor para acelerar el proceso, cuando ya no está.
Destrózame, mujer.
Hazme pedazos, que hace mucho no sufro de verdad.

La noche me recuerda que con el tiempo se le coge cariño a la oscuridad, tanto que la ventana de mi habitáculo no se ha abierto en más de un año, y una cortina opaca la cubre, para recordarme que en la soledad y en la negrura del alma se encuentra la comodidad del perverso.

Levanto la mirada y, ¡bendita mierda!, qué cielo tan malparidamente hermoso el que me acompaña esta noche.

¿Cómo poder transmitir esa sensación de gozo que me suscita cuando, llegados al punto final, encuentro con que las estrellas se han bajado de la gran cúpula y titilan infinitamente por el amplio campo que se ha despejado?
Mas aún quedan muchas en el cielo y las que me rodean se han convertido en diminutas luciérnagas de intenso fulgor.

He visto una estrella fugaz y mi deseo ha sido tenerte aquí, a mi lado, para disfrutar de la belleza del cosmos desde una posición cómoda para todos.
Nosotros, expectantes, humildes espectadores de la magia,
y ellos, los astros, siendo las maravillas que deleitan nuestros ojos y el alma.

El deseo es pedirte a ti,
pedirte completa,
sin repuestos,
que el desgaste sea natural y a la hora de partir nos vayamos de la mano para iniciar con buena compañía la otra vida.


Malayerba




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