Esa patética, es el mundo para muchos.
Esa sin vergüenza, es capaz de alcanzar todo cuanto se proponga.
Una mujer que es consciente de lo que acontece en su vida, pero aún así se niega a cambiar,
quizás no es patética, solo algo temerosa, algo cobarde.
Mas aquello es cosa normal en los humanos,
a la menor dificultad tiran la toalla, huyen.
El primitivo ser que fuimos hace milenios aún permanece en cada uno,
y ya es hora de enseñarle que hay una luz más grande fuera de la caverna.
Es hora de enseñarle que la gota que penetró su cueva es la hermana de las millones que conforman océanos que no se alcanzan a cubrir con la vista.
Es hora de que levantes esa frente canela, ese mentón dividido,
y le regales al mundo tu mejor sonrisa.
Malaya
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