martes, 26 de marzo de 2024

Una grieta más...



Se mezclan muchas emociones en mi interior, y lo primero y lo más fácil es mandar todo a la mierda. Eso nunca va a cambiar puesto que al final soy un miserable.

Pero he aquí que el milagro se hace evidente, he crecido, he madurado, he tropezado tantas veces con la misma piedra que terminé por desgastarla hasta pasar sobre ella deslizándome cual patín en el hielo.

Ya estas cosas no me martirizan como al principio, ya no duele tanto como al comienzo, al final el camino se hace al andar y te vuelves duro, pero sin perder la fragilidad propia del ser. Ya a esta edad las discusiones me traen sin sentido, las peleas, los reproches, ya a esta edad he comprendido mi camino directo al olvido...

Aaaahh, cuánto me gustaría poder creerme esto que acabo de decir, pero la realidad es más simple, la verdad duele: me doy cuenta que estoy jodido. Le he entregado mi corazón a quién sabe qué demonio disfrazado de ángel y no hay manera de recuperarlo.

En ese corazón va todo el amor que me restaba, el poco que me quedaba de tanto que se derramó por el camino. Tantos orificios fueron imposibles de parchar y, sin embargo, en el fondo siempre quedó un poco que lo reservaba para alguna emergencia, mas no dudé un segundo en obsequiarlo ciegamente a una mujer que llevaba en su dentro un fuego que quemaba más que mil soles y un frío peor que el inverno de Urano, pero que a primera vista lucía tan radiante como el cielo en primavera y en segunda, había un alma destrozada por la adversidad.

¿Quién era yo para negarme? ¿Qué más podía hacer sino quererla? Quererla con todas mis fuerzas. Le he fallado a mucha gente, he hecho promesas que no he podido cumplir, me he ganado el desprecio, el odio, y pese a todo, desde mi cueva decidí salir un día solo para enfrentar al infortunio de aquella chiquilla y poner un par de sonrisas en su rostro. Nada hubo más precioso que aquello: verla sonreír y escucharla reír; nada fue más importante que eso al finalizar el día.

Ahora ya no sé qué procede, la he perdido al parecer, me ha echado de su vida tantas veces que ya perdí la cuenta, mas esta parece ser la definitiva y debo admitir que tengo miedo. Qué haré ya sin un corazón, y en el caso de recuperarlo, ¿qué haré ya sin amor? Todo lo que me quedaba se lo di, no era mucho, pero era lo más puro y sincero que quedaba de mí...

Malayerba




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