lunes, 22 de mayo de 2023

DNARGNÉLEB

    No me provocas ni un mal pensamiento, me dijo. Claro, era obvio, ya tenía alguien a quien querer y yo había llegado ya muy tarde para buscar sitio en su pecho. 

    Harto evidente también es, que era yo buena persona, que soy buena persona, me lo han dicho seguido, supongo ha de ser verdad; o quizá solo un idiota que anda buscando quien le sonría sin reparos, sin pena, sin temor. 

    Quizás solo soy un pobre diablo en busca de unos ojos bonitos en los cuales reflejarse, muy lindo debe ser aquello seguramente, pero me pregunto que pasa conmigo o con los que son como yo... Hay gente que se merece el cielo, que se merecen tantas cosas bonitas, porque son buenas personas en realidad, porque no mienten, porque son honestas, porque son amables, porque son divertidas, agradables, o simplemente porque son malas, pero se hacen querer. 

    Me pregunto qué merecemos nosotros, los que no sabemos fingir, con los que la amabilidad nunca quiso juntarse y terminamos diciendo las cosas tal y como llegan a la mente, generando malestar y fastidio a quienes nos escuchan. 
Me pregunto qué merecemos nosotros, los que a pesar de todo, sabemos querer, pero nadie nos quiere porque la cara no acompaña, porque el sobrepeso está demás, porque hay una honda tristeza en nuestro mirar. 

    Nadie nos enseñó a amar, no nos dijeron cómo teníamos que actuar, nos dejaron de lado, nunca nadie nos quiso ayudar. Tuvimos un camino solitario, piedras en los zapatos, rasgaduras en las manos, el camino nunca fue grato, a trompicones avanzamos, por puro instinto cual animales salvajes... Me pregunto si merecemos sentir también cosas bonitas, por lo menos un abrazo, aunque sea de mentira, total el cerebro se engaña fácil, y un corazón abandonado sonreirá con un te quiero, aunque sea falso. 

    Intentamos engañarnos cada noche, 
apretándonos el pecho, 
susurrándole al corazón que todo estará bien, 
que mañana será otro día. 
Pero existe el miedo de no volver a despertar, 
de quedarnos ahí, dormidos para siempre con la certeza de que nadie vendrá a buscarnos, 
que nadie nos echará de menos si no amanecemos...
Que nadie me extrañará si mañana no despierto... 


Yerbita


No hay comentarios:

Publicar un comentario