domingo, 7 de mayo de 2023

DE LA PREGUNTA

Me hallaba tomando el café de las cuatro.

—Tío, ¿usted tiene amigos? —la pregunta salió de la nada por los labios de mi sobrinito de siete años.
—Puede ser —Le respondí con ligereza. No hacía falta que se hiciera una idea de que llegados a grandes, el estar solo es muy probable que se dé (yo por mi condición especial), él quizá pierda a sus amiguitos con el tiempo. En todo caso no había razón para que se enterase tan pronto de que su tío que parece todo un hombre, divertido, serio la mayoría del tiempo y sonriente la mayoría del año, estaba solo.

Pero la verdad estaba ahí, nunca me había gustado esa pregunta. Cada vez que alguien me cuestionaba o referenciaba algo como, ¿tienes amigos? O, invita a tus amigos, o vamos con unos amigos, llevas otro... Siempre me hacía el sordo ante tal cuestión y seguía con alguna otra cosa y, al final, si me aparecía, decía simplemente, no pudieron venir. 

¿Usted tiene amigos?. N
o, bebé... pero cuánta falta me han hecho.


Yerba



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