martes, 15 de febrero de 2022

RIENDO

Parece que te vas quedando, pero se te olvida que prisa no hay,
la muerte como última etapa siempre espera paciente tu llegada, así que no te preocupes por no haber cumplido a cabalidad con tus promesas.

Una chica sola hace pivotear la pelota tanto más de lo que se le agitan las pinches nalgotas, y me entran ganas de follar bien sabroso, a lo bestia, a lo pendejo, corriendo el riesgo de hacer un hijo con el deseo de ser ingeniero, pero terminando en una cesta de abortos. 
Ah, qué cruel, mejor usar condón, como obvio es. Pero al no haber me dispongo a no joder con aquello y le pido jugar yo también, una niña más pequeña se suma igual y empezamos a jugar los tres. 

Aaaah, amigo lector, a esta hora ya estoy cansado, pero no por la jugada sino por las risotadas tan intensas y que en aumento iban cada vez, en aumento directamente proporcional a la confianza adquirida. 

Gente de buena vibra, gente que no tiene miedo de reír como es debido, con la totalidad de las tripas. 
Así pues, entre golpe de balón y vernos las caras, de jodernos con la mirada, de encontrar los fallos y dejar al bullying traspasar la barrera. Me he dejado llevar y controlando la lengua lo más posible he reído hasta el cansancio, pero no hasta el hastío, aunque la chica aquella haya terminado en el suelo sujetándose la barriga, y el tipo aquél un tanto menos, y ni qué decir del turista de metro noventa que entendía las referencias y por poco se destornillaba también. 

Joder, hace rato no tenía esa sensación de bienestar, de hacer algo con libertad, de dejar los complejos y demás, de dejar la vida pasar. 
Reír, ahí la clave está. 
La enseñanza es clara por obviedad, reíd, reíd con ganas si hay la oportunidad, reíd hasta más no poder, que riendo la existencia se torna gozosa, riendo todo fluye mejor. 


Malaya






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