jueves, 17 de diciembre de 2020

VIOLADOR DEL VERSO

Crisantemos de dolor para un poeta sin amor.
Es menester no acostúmbrarse a la desesperación,
que urgen en los desvaríos abismos de motivación.
Pero emergen de lo profundo, crueles sirenas de lo perverso,
que siembran en los corazones, deseos de intenso mal.

Semillas de color grisáceo transformadas en amarguras son,
y los elefefantes siguen bailando encima de la tela de araña,
pero ya no son solo tres, ya van más de diez,
no aguantará poco más que segundos y la araña se pone a temblar;
su suerte está echada,
pues en el fino hilo se suspenden los temores,
y un efluvio de emociones se revuelcan en la panza.

¿Estoy demasiado drogado acaso?
O es que ya no necesito de drogas para darme cuenta que mi mente diavaga en tiempo permanente,
que se pierde, se enreda
y desde una humareda donde se pone a parir estrellas,
yo finiquito el placer de morir y nacer bajo el infinito bucle que otorga el dolor y el placer...


Malayerba

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