martes, 19 de julio de 2022

MONÓLOGO DE UN BUFÓN

Hay días en los que el cariño que te tienes no es suficiente y deseas poder contar con alguien más, de preferencia, la persona que más te importa, y esperar que te arrope en sus brazos y te diga que no pasa nada, que todo estará bien, y con un beso en la frente y una sonrisa en la boca, te devuelva la tranquilidad.
Pero esas cosas no pasan ¿verdad?, al menos no le pasan a la gente como nosotros.

Podría parecer que somos dignos de recibir amor, pero jamás llega y si llega son solo retazos, residuos, migajas de algo que le sobró a alguien más y para no tirarlo, te lo regala, y eres tan poca cosa que con eso te contentas, pese a tener un corazón tan grande, te llenas con poco.

Vaya mierda ¿eh, cabrón? Ya andas triste de nuevo, ¿qué pasa, ah? Hoy estuvo tranquilo el día, ¿entonces?... Oh, lo siento, olvidé que tenías que estar ocupado, con la mente revuelta, tener días tranquilos te hace mal, ¿no es así?
¿Pero hasta cuándo?
El pasado ya se ha ido, no volverá jamás, ella se fue y te dejó su bendición, te deseó felicidad, ¿por qué no la complaces entonces? Al menos como su última voluntad.

Con recordarla no lograrás nada, solo sentirte peor, has obrado mal y ella murió, por tu culpa sí, pero ya el daño está hecho, de nada sirve lamentarse, todos hacemos daño, a veces sin querer, a veces lo hacemos con la mejor intención,
pero somos humanos, torpes por naturaleza y claro, tú más, pero ya pasó.
Y ella te espera, sin afán y sin prisas, pero no puedes pretender llegar siendo el mismo palurdo que la abandonó cuando más lo necesitaba; te entiende y sabe bien porqué actuaste de tal manera, lo sabe, lo comprende y te ha perdonado...

—¿Estás seguro?

—No, qué va. Ni siquiera existo, sólo soy tu mente soltando estupideces pa darte ánimos a ver si de una puta vez te armas de valor y le pones punto final al asunto. Solo es un corte y todo acabará. Pero eres demasiado cobarde, ingenuo, tal vez iluso, creyendo que algún día las cosas puedan cambiar. Naa naa, la gente como nosotros solo tiene un propósito y te aseguro que el camino por el cual llegar es el más solitario y sombrío. Todos se rinden antes de la mitad.
¿Hasta dónde llegarás tú, eh? ¿Hasta dónde crees que podrás llegar sin armas, sin protección, sin fuerzas y cargando entre las manos ese trozo de carne putrefacto al que le llamas corazón?

—No sé, joder... No lo sé.

—Así es, no lo sabes, ni confianza posees, vaya mierda de vida. Agarra el cuchillo, anda, puede que hoy sea el día, ¿qué dices? Volver a casa... a donde sonreír era sencillo.


Yerbita


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