miércoles, 5 de junio de 2024

En el sendero...

Si piensas dejarme, más te vale haberlo hecho luego de beber dos litros de absenta y haber fumado una caja de cigarros sin filtro, para poder decidir con el corazón.

Un hombre como yo no se repite dos veces en la historia. Un hombre como yo, solo aparece una vez en la vida. Porque un hombre como yo, nunca debió nacer. Pero ya que estamos aquí, que me pongan con la fuerza del mar, de Resistencia y me roten un porro de la más fina yerba para deleitarme con en placer que evoca saberse vivo.

Soy un ser carente de cosas materiales, no tengo donde caer muerto puesto que nada me pertenece, ni siquiera mis niñas que las tengo de pequeñas, pero al final son del mundo y gustan de ladrarle a lo desconocido.

Así pues, lo único que sostengo como mi propiedad es esta mente inquieta que se tranquiliza con un buen café con leche y dos mil de pan. Y este cuerpo que me sirve de vehículo mientras permanezca en esta tierra experimentando la gracia de su existir.

No se me puede ya matar, yo no tengo destinado morir, ya mis pensamientos permearon varios mundos, ya no es posible olvidar que fui aquél genio de corral que se alimentaba juntos a las bestias y aprendió a ser una más. No obstante, en el fondo no soy una, pero tampoco se me puede catalogar entre los hombres porque no correspondo a su sino.

Soy entonces un rebelde de baja cuna, un pensador por inercia, un filósofo por necesidad, un escritor por gusto, un consumidor de las plantas sagradas porque no se puede tolerar venir al mundo y no disfrutar de lo que madre tierra brinda.

Así pues, ¡qué vivan las sustancias psicotrópicas, enteógenas y psicodélicas!; ¡qué viva el jugar con la pérdida de la razón y el ego de por medio!; ¡qué viva rozar el horizonte que separa la vida de la muerte! Arriba los mecheros y abajo los humos de los que se creen inteligentes, pero temen descubrir lo que esconden sus mentes...

Este escrito no cabe dentro del poema que pensé para ti, porque dije firmemente que si te llegas a marchar luego de jurarme tanto amor, no iba pronunciar una palabra sobre ti, pero como cambiante que soy, algo tengo que decir y es que si te llegas a marchar, me va a doler como duele almorzar un sancocho y a dos cucharas de terminar, darse cuenta que había aguacate en su punto cual mantequilla.


Yerba